El mundo está cambiando

Bienvenidos al 2010. Quizás los coches todavía no vuelen, pero aún así, definitivamente el mundo está cambiando.

Internet se ha convertido en la red de redes, la red global que ofrece una infraestructura cada vez más omnipresente para comunicar a todo el mundo (desarrollado) de forma cada vez más constante. Un medio de contacto, de interrelación, capaz de comunicar a personas que se encuentran en cualquier parte del mundo y, a la vez, un canal de distribución de contenidos (textos, música, videos y/o sonidos) que llega, no solo a los clásicos ordenadores de sobremesa, sino a multitud de dispositivos a una velocidad en continuo aumento.

Aún así, hay quien todavía no se entera, o no se quiere enterar. Debe garantizarse y protegerse el libre acceso a la cultura. Ahora, ya es técnicamente posible.

La televisión de pago, como la próxima TDT de pago, está condenada al fracaso. Los CD’s de música y las películas en DVD o Bluray tienen los días contados; más pronto que tarde, quedarán relegados al ostracismo. La revolución de los libros, tampoco está lejos. El futuro es Spotify y la tecnología p2p o incluso la descarga directa, y poder acceder a toda esta oferta de entretenimiento desde cualquier parte y con multitud de dispositivos, desde ordenadores a, por ejemplo, teléfonos móviles. Los proveedores de contenidos, ya sean editores, distribuidores o los propios autores, deberán buscar nuevas formas de monetizar todas las posibilidades que la tecnología ya ofrece como, por ejemplo, ha hecho Spotify. De lo contrario, acabarán en bancarrota.

Es, sin embargo, un reto apasionante, una oportunidad única de cambiar las cosas, a mejor. Pero ha de quedar claro que poner puertas al campo, restringir el acceso a la cultura o tratar de modificar las leyes y el propio estado de derecho, con su maltrecha separación de poderes, para beneficio y perpetuación tiránica del negocio de unos pocos, no es el camino.

«The times, they are changing» que dijo Bob Dylan.