La tercera guerra mundial ha finalizado y tras la destrucción acontecida, la sociedad es consciente de un hecho que aparece de modo incuestionable: el mundo no soportaría una cuarta guerra global.
Un nuevo líder se alza con todo el poder y llega a la radical conclusión que el origen de todos los conflictos humanos, desde los más pequeños hasta las guerras masivas, son las emociones, los sentimientos. Todos los esfuerzos se centran entonces en erradicar el sentir del ser humano, utilizando, por una parte, una droga que cada ciudadano debe autosuministrarse estricta y regularmente bajo amenaza de pena de muerte y por otra parte, la erradicación de cualquier cosa que pudiera despertar alguna emoción. Eso incluye libros, obras de arte, música, cine, prendas distintas a las establecidas por el régimen, en general, cualquier tipo de expresión cultural. Todo esto es perseguido y destruido por agentes especialmente entrenados para encontrar y erradicar cualquier tipo de resistencia.
Así empieza una interesantísima pero desconocida película de ciencia ficción escrita y dirigida por Kurt Wimmer que, a priori lo tenía todo para ser un éxito (presupuesto elevado, protagonista de renombre…), tanto comercial como de crítica, y que no obstante, terminó siendo un fracaso comercial, pues ni si quiera fue distribuida oficialmente en muchos países, como por ejemplo España.
La película en cuestión bebe directamente de fuentes como las magistral novelas 1984 y un Un mundo Feliz o películas como Matrix o Código 46.
Sin embargo, a modo de crítica, la mayor carencia del film estriba precisamente en su ambición, puesto que las dos horas de películas no dan lo suficiente para contar una historia, mejor dicho para narrar todo el funcionamiento de una sociedad absolutamente tiránica, dónde todo el poder se encuentra centralizado y los derechos y libertades que emanan de los mismos han sido sacrificados en pos de garantizar la supervivencia de nuestra especie.
ATENCIÓN SPOILER:
Por otra parte, en ocasiones los personajes resultan poco creíbles. Por ejemplo, el agente especial (encarnado por Christian Bale) encargado de destruir cualquier manifestación artística y, en general, del sentimiento humano, pasa de ser «el malo» al héroe, de una forma demasiado repentina. Antes de su redención, mata a su compañero solo por atreverse a leer, a experimentar el placer de la literatura, algo que el mismo terminará haciendo. Además, por el camino, deja incluso que el sistema asesine a su esposa sin oponerse lo más mínimo. Y no es hasta que encarcela a una desconocida, que empieza a experimentar un sentimiento, la atracción que le impulsa a querer seguir sintiendo, dejando así, de tomar la droga que erradica su humanidad.
FIN DEL SPOILER
A pesar de estos pequeños defectos que la alejan de la categoría de obra maestra, se trata de una película realmente notable, absolutamente recomendable si os gusta la ciencia ficción o os fascinan, como a mi, las visiones de diferentes escritores y cineastas, sobre el futuro de la sociedad. Eso si, solo la podréis conseguir a través de internet, en versión original (inglés), o doblada a español latino. Os dejo el trailer:
Gracias a Eyeclipse y a Zcully por recomendarme la película.
0 comentarios
Celebro que te haya gustado 🙂
Me han gustado los matices de tu crítica, ya que es verdad que la película no sé que tiene que no llega a cuajar.
Recuerda apuntarte tb THX 1138, magna película del tio Lucas con 30 años a sus espaldas (flipo como conseguían conceptualizar estas películas en ese tiempo)
Apuntada. Veremos con que nos sorprende el jovenzuelo George Lucas… XD