Vagaba sin más abrigo que el manto de hiedra que brotaba bajo la soledad de aquellos umbrales, sin otra conversación que el eco sordo y ahogado de mis pasos cansados sobre piedras olvidadas. Pero fue aquella noche de luna blanca, cuando oí al viento suspirando una bruma de plata. ¿Tú también lo oíste? Susurraba tu nombre. (Taken with instagram)