Érase una vez un martes que despertó una noche hastiado e inquieto; firmemente decidido a dejar de ser quien era. En silencio, abrió el baúl de su compañero de espectáculo, y se vistió con sus ropas y perfumes. Aguardó pacientemente la llegada del alba, engañó al sol y salió a la calle disfrazado de domingo. (Taken with instagram)