Inmortalidad; caprichoso deseo, eco que retumba desde los albores del tiempo, promesa divina, anhelo de tiranos y artistas…
Fotografía de Mateusz Stachowski
Siempre he encontrado graciosa esa pretenciosa búsqueda de la inmortalidad en los llamados «grandes hombres». Pues parece habitual en muchos notables, la disparatada creencia de lograr alcanzar la inmortalidad, si consiguen perdurar en la memoria de las generaciones venideras. Cuán absurdo, pues nada puede repercutir sobre lo que ya no existe. ¿A caso puede importar a los muertos que hablen de ellos? ¿Serán quizás más felices con las alabanzas en su nombre? ¿O se alzarán iracundos de sus tumbas si alguien mea sobre ellos? Carpe diem.
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Cuanta razón que tienes, amigo!
Ya lo dijo alguien…
Polvo eres, en polvo te convertirás, y ojalá muchos polvos disfrutarás
(esta coletilla de la frase es cosecha propia)
buen fin de semana!
Jejeje… Gracias!
Por cierto, lo mejor de la cita, tu coletilla XD
Hasta el lunes!
Yo lo del carpe diem lo comparto hasta cierto punto. La suma de las felicidad diaria e inmediata que consigas por ése camino no es necesariamente mayor que la que obtienes al construir algo, al tener un proyecto a largo plazo. Para eso sí que hay que echarle un par de huevos, y a veces te quedas con cara de tonto por no haber aprovechado pero bueno no siempre se gana… Si estás junto a las personas adecuadas, verás el carpe diem como un mero parche salvo en dosis adecuadas. Pero bueno, venimos de «la nada» para volver a ella «al poco», y no voy a ser yo quien escriba el manual para encontrar la felicidad durante los anuncios. Si hay quien encuentra consuelo en dedicar su vida a ser recordado, adelante. Como siempre el tema está en buscar el equilibrio, en ceder un poco y jugar todas las cartas posibles. Si así tú lo quieres, claro. No me enrollo porque estoy con el iPhone y tien sus limitaciones 🙂
Es cuestión de equilibrio. A mi modo de ver es una creencia errónea, el considerar el «carpe diem», el aprovechamiento del momento, incompatible con una cierta consideración del futuro.
Esto me recuerda a los dogmas del antiguo filósofo Epicuro ( http://es.wikipedia.org/wiki/Epicureísmo ), quien, si no recuerdo mal, centraba toda su filosofía en la búsqueda del placer como lo único que podía hacer feliz al hombre.
No obstante, él mismo predicaba que esa búsqueda del placer, no debía condenar al mañana. No vale la pena ser feliz hoy, para ser desdichado mañana.
Quizá me esté engañando a mí mismo pero dejadme al menos intentar defender algo.
Conocí el concepto del carpe diem gracias a la película «El club de los poetas muertos». La primera vez la critiqué diciéndome que sólo era una elaborada forma de auto-ayuda que sólo podía calificarse como «cursi» en el mejor de los mundos posibles.
Luego, quizá por el lado sensible que lo tenía sobresaliente en ésos días, reconsideré mi postura al respecto, y, cuando Robin Williams les pide que escriban algo sinceramente, lo único que pudo salir de mi mano fue esto: http://jsaaopinionpersonal.com/2012/12/24/una-opinion-el-escritor/
Hoy en día, sin olvidar el lado cursi y el más profundo de esa producción fílmica, considero que la cuestión respecto al carpe diem, no es renegar del pasado y dejar de preocuparse del futuro. Creo que lo que intenta decir, de alguna forma, es que no hay que llenarse de nostalgia ni de ansiedad (por el pasado y por el futuro, respectivamente)… Sólo eso. O, dicho de otra forma, que hay que intentar pensar sobre las cuestiones de forma calmada, cual estoico, y evitar caer en un abismo interior, en una espiral de decadencia.