Requiem for The Designers Republic

Ha cerrado The Designers Republic, uno de los estudios de diseño más influyentes del mundo.
Un cúmulo de desafortunadas circunstancias (impagados, pérdida de clientes importantes, no conseguir nuevos proyectos, etc), que parecen provenir de la oscura y omnipresente sombra de la crisis, han sido los principales factores para que hayan hechado el cierre. Algo especialmente alarmante viniendo de una empresa que tiene en su haber a clientes de la talla de Coca-Cola, Sony o MTV.

TDR fue fundado en 1986 por Ian Anderson en Sheffield (Inglaterra), quien, curiosamente, cursó estudios de filosofía por lo que su aproximación al diseño fue totalmente autodidacta. Quizás este dato ayuda a entender su particular visión de este campo.

Al margen de algunos excelentes trabajos y proyectos, me gustaría destacar, lo que personalmente considero, su mayor logro: el haber sido los máximos potenciadores de la denominada «cultura playstation».

A mediados de los 90, Sony decidía adentrarse en un mercado hasta entonces desconocido para ellos el de las consolas de videojuegos (no, el ordenador MSX no lo cuento como videoconsola). En un sector dominado por Sega y Nintendo, supieron escoger lo mejor de la tecnología existente y darle un enfoque inédito hasta entonces; redefinir los videojuegos como una forma de ocio nuevo y, sobretodo, no necesariamente destinada a un público infantil. A raíz de esta nueva perspectiva, uno de los títulos de lanzamiento, creado por la antigua Psygnosys y totalmente desconocido hasta entonces, brilló con luz propia.

Wipeout fue un juego de carreras futuristas donde en lugar de coches pilotábamos unas naves súper estilizadas que levitaban a varios metros del suelo mientras atravesaban circuitos inmersos en ciudades cuyo diseño bebía directamente del constructivismo ruso y el cyberpunk japonés. Todo ello aderezado con un acabado gráfico vertiginoso, único hasta entonces. Sobretodo teniendo en cuenta que veníamos de una época donde los juegos con una tecnología gráfica del estilo de Mario Kart u Out Run estaban a la orden del día.

No sé hasta que punto se repartieron la responsabilidad Psygnosis y The Designers Republic en cuánto al diseño gráfico del juego en sí, pero en realidad no solo éste era digno de mención, sino el resto de elementos que le rodeaban, desde la carátula hasta el manual de instrucciones, formaban una simbiosis perfecta de elementos. Y ahí radica precisamente la genialidad de la empresa británica, todo estaba tan cuidado, tan impregnado de un estilo único, de una verosimilitud tan detallada que, como piezas de un puzzle, daban la sensación de formar parte de algo más que un simple videojuego, de un estilo de vida que debía existir o en su defecto, ser creado.
Había nacido «the playstation culture«.

Via Grafica Colectiva.